Muchas organizaciones tienen las ideas claras respecto de hacer cambios o no en su organización, en su cartera de productos o servicios, en la búsqueda de nuevos mercados, etc; esas ideas claras se resumen en dos grandes líneas:
- Como todo nos va bien, pues sigamos como estamos, no cambiemos lo que funciona. Juguemos a lo seguro.
- ¿Cómo mejoramos, cómo avanzamos y cómo conseguimos nuevos clientes, más negocio, mejores resultados? ¿Qué tenemos que hacer para avanzar y no quedarnos fuera del mercado en el futuro?. Arriesguemos.
Entramos de lleno en el concepto y análisis de la complacencia, de ya estamos bien como estamos, de no pensar en qué riesgos estamos incurriendo por no asumir nuevos retos, nuevos riesgos. En definitiva estamos temerosos, tenemos miedo de enfrentarnos con cambios, no queremos abandonar nuestra zona cómoda.
Ahora bien, si somos capaces de mirar con visión a largo plazo, con visión de futuro, si somos audaces y vemos más allá de la crisis actual, si nos ponemos en perspectiva del nuevo orden económico y social que se nos presentará en un corto plazo de tiempo; entonces seguro que aprovecharemos el momento para abandonar "la manada", para buscar nuevos horizontes y nuevas perspectivas de futuro y no seguir haciendo lo mismo, para movernos de donde estamos.
Pensando en esa situación de futuro, debemos poner a trabajar dos poderosas herramientas que nos decía Theodore Levitt:
- La creatividad, que consiste en idear nuevas cosas
- La innovación, que consiste en ponerlas en marcha
En el mercado estamos presentes una serie de empresas que ofrecemos nuestros servicios para ayudar a establecer estrategias audaces para reposicionar a las organizaciones durante los momentos de crisis económica. En unos casos con cambios en los productos, en los mercados, en las estrategias, en la organización operativa, en el marketing y ventas, en sistemas informáticos y de gestión de datos,.............
¿Por qué, entonces hay empresas que siguen empeñadas en andar solas, en no contar con ayuda externa?. En un artículo publicado por el Journal of Marketing, Peter Dickson y José Giglierano argumentaban que los ejecutivos y los empresarios se enfrentan a dos tipos muy diferentes de riesgos :
- Uno de ellos es que su organización va a hacer un movimiento audaz que no tiene éxito - un riesgo que ellos llaman " el hundimiento del barco. "
- El otro es que su organización va a dejar de hacer un movimiento audaz que ha tenido éxito - un riesgo que ellos llaman " perder el tren . "
Como Miguel Ángel dijo "El mayor peligro para la mayoría de nosotros no se encuentra en que el objetivo que nos fijamos es demasiado alto y no lo cumplimos, sino en que el objetivo establecido es demasiado bajo, y lo logramos fácilmente".
Por tanto, dejemos de ser complacientes, dejemos de estar cómodos y movámonos hacia nuevos retos y nuevos mares para que nuestro "barco" empresarial tenga nuevos rumbos. Para ello aquí nos tienes a tu disposición.
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