lunes, 27 de junio de 2011

El valor añadido

Tres palabras que comprenden un gran significado, aunque en estos momentos su interpretación está dando lugar a diferentes alternativas.

En nuestro contexto actual tanto a nivel empresarial como económico, nos encontramos con diferentes tipologías de empresas en el mercado: empresas privadas, empresas públicas, instituciones y organizaciones sin ánimo de lucro, fundaciones sociales………….

Todas ellas tienen un principio claro: existir más allá del presente y consolidar su estrategia de negocios en el futuro. Para ello, hay un principio irrefutable y es que la empresa debe generar los ingresos suficientes para que ello sea posible. Pero no sólo los ingresos, sino más importante es la generación de unos beneficios que hagan atractivo a los empleados, socios, accionistas, etc, el seguir apostando e invirtiendo por y en dicha empresa.

Entonces ¿a qué viene el concepto de valor añadido? ¿por qué debemos prestarle atención?

La razón es clara, porque si no tenemos presente dicho objetivo en nuestra actividad diaria nos quedaremos fuera de juego. Seremos capaces de meter gol, pero el árbitro finalmente nos lo anulará. ¿Qué queremos decir con ello? Varias cosas:

-Los productos cada vez son más difíciles de marcar diferencias unos de otros

-La tecnología nos va permitiendo a todos utilizar la misma y de manera similar

-Los clientes cada vez son más exigentes, tienen mayores conocimientos y saben lo que quieren, tienen más información y pueden estudiar y valorar más alternativas en un momento.

-Aparecen nuevas fórmulas de gestión empresarial y comercial, con reducción de pasos intermedios, con venta directa y lógicamente con reducción considerable de costes.

-La sociedad demanda nuevas responsabilidades éticas y corporativas, entiende los negocios con nuevas orientaciones.

Entonces  qué nos queda, qué podemos hacer para no ser “expulsados” del mercado. Aunque inicial y teóricamente la respuesta sería fácil: esto es, ofrecer más por menos, generar beneficios continuos y crecientes; sin embargo, no es tan fácil.

Por eso aparece en escena el concepto de valor añadido, que podemos definir como la prestación de un servicio o producto que va más allá de lo inicialmente esperado por el cliente, pero proporcionado de una manera ética y responsable.

Entonces ahora lo que nos queda por averiguar es, qué interpreta o entiende cada cliente bajo ese concepto de valor añadido, para estar seguros como empresa de que estamos ofreciendo ese “momento” de mayor expectación, sobre lo esperado. Pero eso no es todo, no debemos olvidar que la “sociedad” está exigiendo a las empresas que ese valor añadido sea proporcionado de una manera correcta, responsable con el medio ambiente, ética, sin explotaciones de ningún tipo, etc.

Con todo ello, lo que está apareciendo en el mercado es una nueva forma de entender a las empresas en su quehacer diario y en sus objetivos de estar y de ser hoy  y en el futuro.

Las empresas deben no sólo hacer las cosas bien y ajustándose a esos nuevos parámetros que la sociedad está definiendo, sino que además debe en todo momento dar la imagen de que así es cómo actúa. Y si no que se lo pregunten a las instituciones financieras, bancos y cajas que en estos momentos están viendo cómo los ciudadanos están dando una visión diferente al método de compensación de deudas financieras, que les pregunten a las empresas textiles qué opinan los ciudadanos de que las prendas sean confeccionadas bajo un método de explotación de menores, etc.

Desde nuestra empresa, ayudamos a los gerentes y directivos de empresas así como a los propietarios de negocios, a identificar, desarrollar e implementar una nueva estrategia de valor añadido, que de continuidad a sus empresas y negocios.